Miguel de Cervantes Saavedra

Tomo I: Don Quijote de la Mancha

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Miguel de Cervantes, El manco de Lepanto

1) Vida de Cervantes

Nació en 1547 en la ciudad universitaria de Alcalá de Henares de un padre cirujano, cuya vida no fue acomodada. Estudió con el humanista Juan López de Hoyos, en el «Estudio de Madrid». Tras una riña cuyos detalles no conocemos, fue desterrado y se marchó a Italia, donde sirvió a un cardenal. Sin volver a España, entró en la marina, y participó en la batalla de Lepanto, en la cual fue herido y una mano destrozada. Fue preso por corsarios musulmanes, y se quedó en el «baño» o prisión de Argel. (La palabra «baño» en este contexto no tiene nada que ver con agua o limpieza; es transcripción de una palabra turca que quiere decir «prisión».) Tuvo que esperar cinco años hasta que se reunieran los fondos para pagar su rescate. De vueltas a España, tuvo una amante, una hija natural, publicó su primer libro, La Galatea, y se casó. Su matrimonio fue estéril.

Por unos años sirvió como comisario de la Armada y recaudador de impuestos; por estos trabajos pasó mucho tiempo en Andalucía, de donde eran sus ascendientes. Quedó encarcelado tras la quiebra de un banco sevillano adonde había depositado fondos de la corona. De allí hay años vacíos; sólo hay suposiciones sobre sus actividades hacia 1600. En 1604 le encontramos en la corte, Valladolid. Conoce éxito con la primera parte de Don Quijote. Vuelve a Madrid, y consigue el apoyo financiero de un mecenas, el Conde de Lemos. Dentro de pocos años publica el resto de sus obras: las Novelas ejemplares, Ocho comedias y ocho entremeses, Viaje del Parnaso, la segunda parte de Don Quijote. Se muere en 1616 casi con la pluma en la mano, corriendo para acabar Persiles y Sigismunda, publicado póstumamente.

[Texto de Daniel Eisenberg en https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/vida-de-cervantes-0/html/ffd78420-82b1-11df-acc7-002185ce6064_1.html]

Cervantes, como muchos otros españoles, fue a Roma a encontrar una vida mejor y a buscar una oportunidad para lograr financiar sus escritos. Pero, en lugar de ello, se alistó en la infantería de Nápoles. Después de poco tiempo, fue destinado al Golfo de Lepanto, para luchar contra el Imperio Otomano. En el camino enfermó con fiebres, pero insistió sobremanera en ponerse al frente de varios soldados, por lo que, aun estando débil de salud, luchó con honor hasta que recibió un disparo en el pecho. Esta herida provocó que se debilitase su brazo izquierdo, de ahí que nuestro autor recibiera el sobrenombre de “el manco de Lepanto”.

Poco después de esta batalla, ya de camino a casa, fue capturado, llevado a Argel y tratado como esclavo hasta que, cinco años después y gracias a las grandes sumas de dinero reunidas por su familia y por el Monasterio de los Trinitarios (donde había estudiado), Cervantes fue liberado. De este tiempo capturado en Argel nacen sus primeras obras Los tratos de Argel y Los baños de Argel, en las que cuenta el trato recibido durante su cautiverio.

[Texto recuperado de https://www.donquijote.org/es/lengua-espanola/escritores-espanoles/miguel-de-cervantes/]

2) Ambiente cultural

Miguel de Cervantes nació en los últimos tiempos del reinado de Carlos I. Cuando era niño, subió al trono Felipe II. Poco después de cumplir los cincuenta años, coronaron a Felipe III. Su vida se desarrolló en la segunda mitad del siglo XVI y los tres primeros lustros del XVII. En su obra puede apreciarse el influjo de los ambientes culturales de esos tres reinados sucesivos.

Se han podido identificar en la obra de Cervantes muchos conceptos que proceden de tendencias intelectuales del reinado de Carlos I, sobre todo del erasmismo, corriente de renovación religiosa encabezada por el holandés Erasmo de Rotterdam.

Durante el reinado de Felipe II, España fue el más poderoso y extendido de los Estados de su tiempo […] El joven Cervantes había sentido, sin duda, el orgullo de ser miembro de una nación que dominaba el mundo. Incluso le cupo el honor de haber contribuido con su esfuerzo a sostener esa posición de privilegio. Pero cuando escribe y publica sus obras más importantes (Quijote, I, 1605; Novelas ejemplares, 1613; Quijote, II, 1615; Los trabajos de Persíles y Sigísmunda, 1616), la situación ha cambiado por completo. España es una potencia cuyo poder disminuye día a día y cuyo futuro se ve cada vez más oscuro.

Al concebir su obra maestra, se mezclaron en Cervantes todas estas vivencias colectivas y muchas otras desdichadas circunstancias personales. Por eso en ella se han podido ver reliquias del humanismo renacentista y manifestaciones del desengaño barroco.

[M. Rodríguez Cáceres en su estudio de Don Quijote en la edición de Alfaguara].

3) El Quijote: ¿Novela caballeresca o mezcla universal?

De acuerdo con una larga tradición occidental, el Quijote se construye sobre una intencionada variedad de géneros y registros literarios, entre los que la literatura caballeresca se convierte en uno de sus ejes vertebradores. Inaugura la novela moderna mediante la parodia, el desvío y la transformación de los libros de caballerías, que le suministran un amplio mundo de referencias: personajes, temas, motivos, técnicas, estructuras narrativas, fórmulas y variedades lingüísticas. Este hilo conductor resulta imprescindible para la cabal comprensión de la obra y abarca múltiples aspectos desde el estético hasta el retórico pasando por el ideológico, pero esta plataforma inicial se transforma, amplía y trasciende. Cervantes voluntariamente incorpora o remite a otras series literarias, por ejemplo, los libros de pastores, los relatos de cautivos, la picaresca, las novelas cortas o los relatos folclóricos. Pero además, la complejidad del texto difícilmente se entendería sin un sutil manejo de recursos escénicos y representaciones teatrales en algunos de sus mejores episodios; a su vez, la presencia de la lírica no podemos limitarla a los poemas insertos, pues su huella dejó una impronta inconfundible en la prosa quijotesca, en la que asoman con generosidad versos de Garcilaso o del Romancero. Cervantes hasta el fin de sus días dio renovadas muestras de la diversidad de sus inquietudes literarias, muchas de las cuales tuvieron especial acogida en su obra maestra.

[El Quijote y los libros de caballerías
Juan Manuel Cacho Blecua
Universidad de Zaragoza]

El Quijote es la consecuencia plena del alma y del genio de Cervantes. La sátira contra los libros de caballerías es sólo un punto de partida […] Ya Mendéndez y Pelayo veía en el Quijote el libro que […] “elevando los casos de la vida familiar a la epopeya, dio el primero y no superado modelo de la novela realista moderna”. Y no sólo por realismo, sino por contraste entre el deseo iluso y la verdad desengañada. Ortega y Gasset pensaba en el Quijote como clave de toda la gran novela contemporánea.

{Ángel Valbuena Prat en su introducción a las obras completas de Cervantes, en la editorial Aguilar].

4) El Quijote y Sancho

La primera salida de Don Quijote, solo, por las tostadas y secas tierras de la Mancha coloca al personaje en su paisaje adecuado. en un ambiente preciso. La venta donde quiere ser armado caballero, las mozas del partido, el ventero gordo, pacífico y socarrón, los arrieros, revelan el mundo de verdad y de contrastes con el ideal del loco caballero, en episodios ya de poderosa intuición. La figura de Sancho en la segunda salida surge como una necesidad, como una concreción del espíritu de la tierra y de la aldea y como un complemento esencial, por contraste y por profundos lazos de simpatía, con su tan diverso señor de los sueños y de las aventuras. Sancho, por su 'buen sentido’, es para la fantasía de Don Quijote el toque con la tierra; caída y amor, desilusión y fraternidad a la vez. Su figura no solo parece atajar la fantasía del caballero loco, sino asirla imperiosamente a un tibio calor de humanidad que a veces tiene la emoción de lo infantil. Sin duda, cuando Don Quijote queda solo en Sierra Morena o en la casa de los duques, el lector siente la nostalgia del simpático y oblondo escudero. Don Quijote La siente más en el segundo caso, porque, sin duda, la larga convivencia había aproximado cada vez más sus dos almas, en muchos puntos tan diversas.

{Ángel Valbuena Prat en su introducción a las obras completas de Cervantes, en la editorial Aguilar].