Laurel

Laurel. Antología de la poesía moderna en lengua española

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Presentación

¿Cómo no ver en Laurel a la antología más completa, más rigurosa y más rica del periodo que va de 1915 a 1940? Después se han publicado otras, excelentes, pero ninguna de ellas abarca a las dos vertientes de nuestra lengua, la americana y la española. Otra característica de Laurel: es una antología parcial, beligerante y destinada a ilustrar una visión particular de la poesía. No es ocioso decir, una vez más, que esa visión sigue siendo, en parte, la mía, con las reservas que he expresado a lo largo de este comentario. Subrayo que la visión que he llamado parcial fue lo bastante amplia para incluir a poetas tan distintos como Jorge Guillén y César Vallejo, Jorge Luis Borges y Federico García Lorca, Vicente Huidobro y José Gorostiza, Pablo Neruda y Javier Villaurrutia. Otra: ni Laurel ni sus poetas han envejecido; los leo con el mismo placer de hace cuarenta años. Incluso los poetas que por una perversión del lenguaje llamamos menores —la poesía no es grande o chica: es o no es— me siguen encantando.

[Texto del Epílogo de Octavio Paz, enero de 1892 a la segunda edición de Laurel publicada por “Editorial Trillas]

Siguiendo algunas reflexiones del epílogo de Paz y sumándole algunas observaciones, se puede tratar de verificar la importancia de Laurel. En primer lugar, la antología es la primera que reúne poetas españoles e hispanoamericanos sobre un suelo común: el mapa de la lengua. Resulta increíble que, después de la aventura pionera de Laurel, se insista en la división de las dos poesías de la misma lengua…

Como una de las características del gesto antológico es la actitud crítica, pasma darse cuenta de que la historiografía literaria hispanoamericana tiene una enorme incapacidad de aprendizaje. Cuando descubre la posibilidad de una tradición —aunque ésta sea una tradición antológica— desvía la mirada hacia la vereda de enfrente. El epílogo de Paz, si bien cierra críticamente Laurel, propone a la vez una continuidad. Continuidad del deber ser de una antología y continuidad de la posibilidad de ser de la poesía actual, ambas actitudes estrechamente ligadas…

Otro de los aciertos notables de Laurel es la inclusión en su cuerpo de dos pilares de la vanguardia poética hispanoamericana: Cesar Vallejo y Vicente Huidobro. Aciertos que fueron luego una profecía: ambos poetas desarrollaron una influencia extremadamente saludable en las generaciones venideras, incluyendo las actuales […]. Pero lo verdaderamente profético que contiene la antología en su zona latinoamericana es la inclusión de Jorge Luis Borges…

[El tercer acierto es que] en Laurel está representada casi toda la Generación del 27 español: Lorca, Guillén, Alberti, Prados, Altolaguirre, Cernuda, Diego, Aleixandre, Salinas. Y un gran acierto: José Moreno Villa, un radical y un precursor en lengua española del empleo del verso conversacional. No sé exactamente la incidencia que tienen los poetas de la generación en la nueva poesía española… Lo que sí parece obvio es la influencia que la generación antes mencionada tuvo en la poesía hispanoamericana, sobre todo a través de la implantación de un recurso considerado como condición sine qua non de la poesía: la metáfora. Tal vez el gran responsable haya sido Lorca. Pero también Alberti y también Aleixandre…

El reconocimiento de la confluencia de todos los tiempos en el momento actual, con la consecutiva entropía histórica que eso atrae, no debe hacernos olvidar que nuestra poesía tiene un tiempo que le pertenece por derecho de conquista (de lo contrario, ¿para qué Darío, para qué Huidobro, para qué Redondo, para qué Vallejo, para qué Lezama, para qué Paz?): el tiempo de la devoración de los modelos metropolitanos, exactamente distinto al tiempo de la sumisión a sus modelos canónicos. Laurel debe ser continuada.

[Ojos sobre Laurel de Eduardo Milán para “Los libros de Vuelta” recuperado de Letras Libres: https://letraslibres.com/vuelta/laurel-antologia-de-la-poesia-moderna-en-lengua-espanola-prologo-de-xavier-villaurrutia-epilogo-de-octavio-paz/]

Bajo este auspicio nació, en 1941, Laurel, antología de poesía moderna en lengua española, fruto de la colaboración entre los poetas mexicanos Xavier Villaurrutia y Octavio Paz y los españoles Juan Gil-Albert y Emilio Prados.6 El proyecto nació gracias a la amistad forjada en 1937 en Valencia entre José Bergamín y un jovencísimo Octavio Paz, durante el II Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura, amparado por la Alianza de Intelectuales Antifascistas, al que el Nobel había asistido invitado –por haber donado los beneficios de un poema a la causa republicana– en calidad de delegado mexicano junto a Carlos Pellicer y que Danubio Torres Fierro describió como un “rito de pasaje” en la vida del poeta (2007, 27).

La idea de la antología fue de Octavio Paz, y José Bergamín la acogió con entusiasmo. Pidió al mexicano que sugiriera un colaborador –sería el poeta Xavier Villaurrutia– y propuso, a su vez, a dos poetas españoles: Emilio Prados y Juan Gil-Albert. Villaurrutia asumió la dirección de los trabajos, además de escribir el prólogo de la obra. Sobre la colaboración entre ellos escribió Paz mucho más tarde:

Nuestra tarea consistió, primero, en escoger a los poetas que debían figurar en la antología y, después, en elegir sus poemas y redactar las notas biográficas y bibliográficas. Villaurrutia fue, primordialmente, el autor de la antología Laurel. Yo fui su colaborador más cercano. Emilio Prados casi nunca asistía a las reuniones y su contribución se redujo a la selección de sus propios poemas. En cambio, se encargó de la tipografía y la imprenta. Gil-Albert estaba lleno de buena voluntad, pero conocía apenas la poesía hispanoamericana, de modo que no pudo ayudarnos mucho en la selección de la obra de los poetas nacidos en América; sin embargo, colaboró con acierto y con gusto en la sección española del libro (Paz, 1991, 81-82)

El título se le ocurrió a Bergamín, que tomó prestado de un verso de Lope de Vega, presa en laurel la planta fugitiva, enésima demostración del interés que la poesía y el teatro áureos despertaron en la generación del 27. Y su subtítulo delata la vocación hispánica en torno al idioma por encima de las diferencias nacionales en un momento históricamente delicado…

La antología reúne a 38 poetas con unos límites temporales enmarcados entre 1864 –año de nacimiento de Miguel de Unamuno, el mayor– y 1908 –el de Emilio Ballagas, el más joven– y está dividida en tres partes, aunque en sus orígenes se preveía una cuarta dedicada a los jóvenes que, en el último momento, Xavier Villaurrutia y José Bergamín decidieron eliminar, lo que molestó profundamente a Juan Gil-Albert y a Octavio Paz, quien, de hecho, abandonó el trabajo en su última fase y se distanció de ellos durante mucho tiempo

[Texto de Carmen Domínguez Gutiérrez Octavio Paz y José Bergamín: la Historia de una Colaboración. Laurel, Antología de Poesía Moderna en Lengua Española. Para Caracol, São Paulo, N. 21, jan./jun. 2021]