Antonio Machado

Antonio Machado, Hijo adoptivo de Zaragoza

Escritor, político y revolucionario

Antonio Machado Ruiz nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla. Fue uno de los poetas más destacados de la literatura española del siglo XX y uno de los principales exponentes de la Generación del 98. Su obra poética refleja las inquietudes y preocupaciones de la época, así como su visión crítica de la realidad española.

Machado provenía de una familia culta y su padre, Antonio Machado Álvarez, era un reconocido folclorista y estudioso del flamenco. Junto con su hermano Manuel, también poeta, vivió una infancia marcada por el ambiente artístico y literario.

Estudió en varias ciudades españolas, como Sevilla, Madrid y Soria. En 1893 obtuvo el título de bachiller y comenzó a interesarse por la poesía. Durante su estancia en Madrid, entró en contacto con importantes figuras literarias de la época, como Rubén Darío y los modernistas.

[Texto recuperado de Red de Bibliotecas de los Archivos Estatales (REBAE); https://www.cultura.gob.es/cultura/areas/archivos/mc/red-bibliotecas-archivos-estatales/difusion-rebae/guias-lectura/generacion-98/autores-vida-obra/antonio-machado.html]

Machado pasó su juventud en Madrid donde estudió en la Institución Libre de Enseñanza y en los Institutos de San Isidro y Cisneros. Al morir su padre en 1893 y su abuelo en 1895, la familia experimentó dificultades económicas que interrumpieron los estudios del futuro poeta. Trabajó como actor teatral en Madrid y en 1899 se trasladó a París con su hermano Manuel.

De regreso a Madrid en 1903, Machado colaboró en la revista modernista Helios bajo la redacción de otro poeta famoso modernista, Juan Ramón Jiménez (Premio Nobel de Literatura, 1959). Publicó su primer libro de poemas, Soledades, en 1903. En este libro ya se revela como poeta extraordinario. El éxito de este libro se confirmó en el artículo laudatorio que le dedicó Juan Ramón Jiménez (Premio Nobel, 1956) en el periódico El país.

En 1907 Machado obtuvo la cátedra de francés en el Instituto de Soria. Allí conoció a Leonor Izquierdo, joven de 17 años con quien se casó en 1909. De Soria el joven matrimonio pasó a París donde Machado asistió a las clases del filósofo francés Henri Bergson, conocido por sus ideas sobre el tiempo y el recuerdo. En julio de 1911 tuvieron que regresar a Soria por la enfermedad de Leonor. En 1912 la muerte de su esposa provocó una crisis profunda en el poeta, el cual decidió abandonar Soria.

[Texto recuperado de: https://www1.swarthmore.edu/Humanities/mguardi1/espanol_11/machado.htm]

Tras pasar una temporada en Baeza,en 1919 Machado se trasladó a Segovia donde desarrolló una intensa actividad. En 1924 publicó Nuevas canciones y en 1924 fue elegido miembro de la Real Academia Española. Fue en esa época cuando conoció a Pilar Valderrama, poeta y dramaturga de la alta burguesía madrileña.

El 14 de abril de 1931 Machado expresó emocionado la proclamación de la Segunda República desde el balcón del ayuntamiento de Segovia.

En octubre de 1931, el gobierno republicano concedió a Machado una cátedra de francés en Madrid, donde a partir de 1932 pudo vivir de nuevo en compañía de su familia (su madre, su hermano José y la mujer e hijas de éste). En la capital, el poeta continuó viéndose en secreto con su musa. En esa época, Machado escribió menos poesía, pero aumentó su producción en prosa, publicando con frecuencia en el Diario de Madrid y El Sol.

Desde noviembre de 1936 hasta abril de 1938, Machado, un firme partidario de la República, tuvo que huir de Madrid tras el estallido de la Guerra Civil.

En 1936 publicó Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo, un cuaderno en el que, a través de dos personajes ficticios, Abel Martín y Juan de Mairena, Machado expresa sus ideas acerca de la cultura, el arte, la sociedad, la política, la literatura y la filosofía. En 1937 se publicó La Guerra, el último libro de Antonio Machado en vida.

[Texto recuperado de Antonio Machado, el poeta más querido de España, por J. M. Sadurní para Historia National Geographic, https://historia.nationalgeographic.com.es/a/hoy-es-siempre-todavia-antonio-machado-espana-poeta_14550]

Poemas

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Lo común es encontrar los términos "poesía" y "lógica" separados. Términos antitéticos son considerados generalmente. Sin embargo, notables poetas, entre ellos Machado naturalmente, consideran, aun en la labor más delirante del poeta en poesía, que están sometidos en esa labor a la lógica, no ya a la preceptiva, más exigente y rigurosa…

En Machado, lógica y poesía se unen para formar un sólo concepto: la lógica poética. Machado supone que hay en la creación exigencias lógicas específicas. La lógica usual, llamémosla así, es lógica del pensamiento, de la razón, lógica de la necesidad pura estática. Explicaría la lógica al uso la estructura necesaria, incambiable de lo que cambia. Pretendería la lógica poética, por el contrario explicar lo cambiable mismo, lo que cambia en lo que cambia, el punto de partida, naturalmente es el estado de perfección de la lógica logrado por los antiguos griegos hasta Aristóteles

[Andrés Suzzarini B. en Una introducción a la lógica poética de Antonio Machado, para “Filosofía, revista de la maestría en filosofía. Universidad de los Andes Venezuela. Vol. 28 (28).http://erevistas.saber.ula.ve/index.php/filosofia/index]

Pues bien, Antonio Machado, que concibe la poesía como un arte temporal junto a la música frente a otras artes espaciales como lo son la escultura o la pintura, como leemos por ejemplo en «De mi cartera», de Nuevas canciones (1924), ofrece otros argumentos en su cuaderno Los complementarios al tratar de elaborar una poesía que fuera palabra esencial en el tiempo. Para ello, tendremos que añadir al reconocimiento de la especificidad del discurso artístico de la poesía frente a las demás artes, su idea de la poesía como el arte que viene a poner la palabra en el tiempo de nuestra vida y viene a darnos la emoción del tiempo…

Lo que Antonio Machado persigue con ese hondo sentimiento del paisaje –sentimiento que es siempre de naturaleza social, según razona en «Problemas de la lírica», texto de 1917 que forma parte de Los complementarios– es trascender la propia experiencia del mundo exterior en el sentido, como razona Aurora de Albornoz, de cuanto más personal o íntimo u hondo más universal.

[Antonio Chicharro en su introducción a Antonio Machado, poemas de Baeza (Antología) (2023). Editorial: Ayuntamiento de Baeza].

Juan de Mairena

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Machado crea un personaje, Juan de Mairena, que es un hombre sabio y humorístico. Un maestro que comparte su conocimiento de manera accesible y a menudo irónica. A través de las lecciones y charlas de Mairena, Machado explora la sociedad de su época. Nos ofrece una visión reflexiva sobre la naturaleza humana y la vida cotidiana.

Mairena se presenta como un maestro que utiliza el humor y la ironía para desentrañar las complejidades de la vida. En una de sus reflexiones, Mairena declara: “Todo necio confunde valor y precio”, destacando su habilidad para encapsular verdades profundas en frases simples y memorables. Esta técnica de usar paremias, o dichos breves y sentenciosos, es una característica distintiva de la obra.

[El verbo para Juan de Mairena y el pensamiento de Antonio Machado en https://literatura.tv/blog/juan-de-mairena-y-el-pensamiento-de-antonio-machado/]

A lo largo de la obra apócrifa no hay ningún hilo conductor que conecte los fragmentos entre sí de manera clara, pese a que sí existe una idea general que subyace en toda la reflexión filosófica maireniana, y esta es el rechazo de todo aquello considerado como definitivo o absoluto. A menudo se repiten temas o expresiones con ligeros cambios, y se vuelven a mencionar fragmentos pasados para volver sobre ellos y realizar correcciones o variaciones. Todo forma parte de la escéptica personalidad maireniana (y machadiana), que cuestiona su propio pensamiento y que vuelve sobre él una y otra vez, realizando correcciones o cambios que puedan llevar a algún tipo de verdad o creencia personal, huyendo de todo aquello que quiera presentarse ante nosotros como definitivo…

Machado consigue, a través de estos recursos estilísticos y narrativos, un rico discurso filosófico ficticio, que gana en verosimilitud y dinamismo gracias a los fingidos diálogos en el aula y a su carácter didáctico y lúdico, siempre con una mezcla de ironía y escepticismo. Cada elemento de la escritura maireniana está pensado y configurado para dar al lector esa sensación de duda, de distancia crítica, de reflexión, de cuestionamiento de la realidad. De esta manera, Machado nos entrega una prosa muy poco frecuente en nuestra lengua, pensada y elaborada al detalle, en la que no solo es relevante la reflexión que lleva a cabo, sino el modo en que se enfrenta a dicha reflexión, desde la distancia y con una voluntad crítica. Mairena, por tanto, no solo habla sobre filosofía, sino que ejercita su propio pensar filosófico al hablar con sus alumnos y consigo mismo, tratando de hallar, tras todas las «verdades», una creencia personal y una salida del terrible y radical aislamiento del sujeto…

El recurso del apócrifo empleado por Machado no hace más que acentuar la conciencia de fragmentariedad de la literatura y también del sujeto. De esta manera, el poeta nos ofrece una prosa «caracterizada de tal manera para evocarnos, en última instancia, una concepción multiforme e inasible de la personalidad humana que la literatura delata y materializa» (Fernández, 2019, p. 25). Es decir, que para Machado, la literatura es una respuesta a su inquietud por las otredades que le habitan, puesto que tanto la escritura como el sujeto son entidades fragmentarias, multiformes, que pueden manifestarse de infinitas maneras y que, por tanto, no responden a ninguna fijeza, a ninguna certeza, puesto que dependen del cambio constante. Dicho en otras palabras, «lo apócrifo está en la raíz misma de la concepción machadiana de la personalidad» (Fernández, 2019, p. 26).

[Texto de Ainara Granados Domínguez, Juan de Mairena: la filosofía del apócrifo y el acceso a la otredad, (Grado de estudios literarios); Universidad de Barcelona, 2021). https://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/180377/7/TFG_Granados_Dom%C3%ADnguez_Ainara.pdf]

Soledades, galerías y otros poemas

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El primer libro de Antonio Machado, Soledades, publicado en 1903, constaba de 42 poemas repartidos en cuatro secciones: «Desolaciones y monotonías», «Del camino», «Salmodias de abril» y «Humorismos». El título, aunque recordaba otros anteriores de diferentes autores –las Soledades de Góngora, La soledad de Augusto Ferrán, Soledades de Eusebio Blasco e, incluso, las soleares del folclore–, reflejaba de forma admirable la tendencia de Machado a refugiarse en su mundo interior.

Cuatro años después, en 1907, el libro, remodelado, apareció con el título de Soledades. Galerías. Otros poemas (en la edición de 1919: Soledades, galerías y otros poemas). Machado suprimió aquí trece textos de la edición anterior –por lo general, los más vinculados al parnasianismo y los más inclinados hacia lo descriptivo y narrativo (todos ellos se recogen en un Apéndice de esta edición)–y añadió muchos más. Estos poemas aparecen ahora distribuidos en tres partes: «Soledades» (con cinco secciones: «Del camino», «Canciones y coplas», «Humorismos, Fantasías, Apuntes»), «Galerías» y «Varia». En sus Poesías Completas (1917) Machado añadió dos importantes poemas: «Anoche cuando dormía...» (LIX) y «¿Mi corazón se ha dormido?» (LX).También pasó aquí, con el número LXXXVI, uno de los proverbios de la edición de Campos de Castilla de 1912 (el XXIII), que empieza «Eran ayer mis dolores / como gusanos de seda...».

El deseo de Machado ahora de apartarse de una poesía mimética y despersonalizada se plasma en algunos poemas del libro. En el LXXXIII, la guitarra del mesón que, «según quien llega y tañe», suena de forma diferente nunca ha sido ni será «poeta», ya que es incapaz de cantar con voz propia.

[Arturo Ramoneda en su Introducción a la edición de Cátedra]