Santa Teresa de Jesús
Teresa de Ávila o Santa Teresa de Jesús
Retrato de Teresa, en la edición de sus obras completas por la BAC
Mapa de las fundaciones teresianas
1) Teresa, la vida de una Santa.
Nacida en Ávila, en el seno de una familia de conversos, por vía paterna, la que en el siglo se llamó Teresa Sánchez Cepeda Dávila y Ahumada, o más habitualmente Teresa de Cepeda y Ahumada (1515-1582), se caracterizó desde su más tierna infancia por el entusiasmo con que se adhirió a todas las causas que abrazó, acendradas la mayoría de ellas por su pasión por la lectura de todo tipo de libros: romanceros y cancioneros, libros de caballerías y vidas de santos y mártires. Una pasión fomentada por su propio padre, que era
aficionado a leer buenos libros, y ansí los tenía de romance para que leyesen sus hijos. Esto, con el cuidado que mi madre tenía de hacernos rezar y ponernos en ser devotos de Nuestra Señora y de algunos santos, comenzó a despertarme de edad, a mi parecer, de seis o siete años. (Vida, I)
Fruto de las lecturas paternas y de la devoción materna, con esa edad de seis o siete años ya se mostraba dispuesta a ser martirizada, junto con su hermano Rodrigo, con quien "concertábamos irnos a tierra de moros, pidiendo por amor de Dios, para que allá nos descabezasen"; su tío les trajo de vuelta
[de la biografía escrita por Guillermo Seres en https://www.cervantesvirtual.com/portales/santa_teresa_de_jesus/autora_biografia]
A los trece años perdió a su madre. Este golpe y las crisis propias de la adolescencia agravaron un problema afectivo que arrastraría dolorosamente hasta su conversión definitiva. Físicamente agraciada y con grandes habilidades sociales, pronto triunfó en “la vanidad del mundo”. Ya en el internado de Santa María de Gracia, tomó la determinación de ser religiosa, tras un fuerte combate interior. Le pareció que era un estado mejor y más seguro para salvarse. Además, le desagradaban las condiciones en que vivían las mujeres casadas de su entorno. Le movía más el temor que el amor.
Cuando su padre quiso impedir su entrada en el Carmelo de La Encarnación, Teresa se fugó, no sin mucho pesar. Sus hermanos también dejaban el hogar rumbo a las Américas en busca de fortuna. Tenía 20 años y quería ser libre para conquistar su propio destino.
[…]
En 1554, ante una imagen de Cristo “muy llagado” comienza su transformación. En adelante, ya no será el temor lo que la mueva, sino un profundo amor a quien la ha amado primero. Dos años más tarde, se produce la conversión definitiva. El Espíritu Santo irrumpe en su alma y la sana, quedando libre de sus problemas afectivos. El fruto de su conversión fue una fecunda actividad como fundadora y escritora que se prolongó hasta su muerte.
Santa Teresa de Jesús murió el 4 de octubre de 1582 en Alba de Tormes. Fue beatificada por Paulo V en 1614, canonizada por Gregorio XV en 1622 y proclamada doctora de la Iglesia por Pablo VI en 1970. Fue la primera mujer a la que se le concedió dicho título.
[Texto recuperado de: https://www.carmelitaniscalzi.com/es/quienes-somos/fundadores/santa-teresa-de-jesus/]
2) Mística española
La culminación de la mística española se extendió en un periodo que puede abarcar de 1560 a 1600. Una característica peculiar de la literatura religiosa del período es la estrecha unión entre la Mística y la Ascética. Místicos, en el sentido más propio de la palabra serían Fray Juan de los Ángeles, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Estos dos últimos por encima del primero en cuanto valores literarios, religiosos e incluso filosóficos. Viene esto a demostrar que la escuela carmelitana es la culminación de la Mística española universal…
[…]
Una de las características más distintivas de Santa Teresa de Jesús, frente a otros místicos, es su enérgica defensa de la humanidad de Cristo como tema de contemplación mística, cuyo ángulo considera Cristo como única puerta de entrada a los secretos de Dios: «Os parecerá que quien goza de cosas tan altas no tendrá meditación en los misterios de la Sacratísima Humanidad de Nuestro Señor Jesucristo, porque se ejercitará y todo en amor» (6M 7,5; cfr. también V 22).
[Aniano Álvarez Suárez en El “Libro de las Fundaciones” de Santa Teresa de Jesús, “Teresianum” 62 (2011)]
3) Libro de la vida
1. El Libro de la Vida, tanto en la literatura como en la historia de la espiritualidad, es conocido generalmente como la autobiografía de Teresa. No es, sin embargo, una autobiografía propiamente dicha. No abarca complexivamente la historia de la autora. Su contenido autobiográfico es parcial y sectorial. Deja sin desarrollar numerosos filones apenas apuntados (Rodrigo, la orfandad, la enfermedad, las amistades...). Otros aspectos importantes ni los menciona (la iniciación monástica, la formación carmelita...). Su trazado desarrolla únicamente el filón de las relaciones de Teresa con Dios, en sentido bipolar, pero dando más espacio y más relieve a las relaciones de Dios con ella. Le interesa, ante todo, resolver un problema acuciante, que subyace a toda la narración: qué sentido tiene esa interferencia de Dios en su vida. Por qué va siempre en auge hasta apoderarse de toda ella.
[https://teresavila.com/ficha/estructura-y-contenido-del-libro-de-vida/]
Como dice Lázaro Carreter, «en el Libro de la Vida se expresa un sujeto moderno que se ha ido construyendo al filo de sus experiencias, narrativamente, con una forma paradigmática de vivir y comunicar la experiencia religiosa en los albores de la modernidad, adelantándose a la vida introspeccionista de Montaigne y de Descartes... Superando a ambos en finura autobiográfica y en rigor de análisis» [texto: La recepción de los místicos Teresa de Jesús y Juan de la Cruz]. Es el acta de nacimiento de la intimidad moderna.
Estamos ante un libro pionero y enormemente revelador: «El libro más personal de toda la literatura española» , y esto tanto por su originalidad expresiva, como señala fray Luis de León, como por la significación de su mensaje, como la primera experiencia moderna de la subjetividad; y también por las múltiples lecturas que ha suscitado en el transcurso de la historia y en la historia del pensamiento.
Por otra parte, estamos ante un libro íntimo, confidencial y secreto, escrito con voluntad de reserva y anonimato. No aparece el título, ni el nombre de la autora, ni el de ninguna otra persona, fuera de san Pedro de Alcántara (ya muerto) y el de san Francisco de Borja. Estas omisiones son conscientes e intencionadas, responden en el ánimo de la escritora a una sincera voluntad de pasar desapercibida
[Ciro García en La experiencia de Dios en el Libro de la Vida de Santa Teresa de Jesús]
4) Libro de las fundaciones
…[E]l “Libro de las Fundaciones” se presenta como la historia del nacimiento y desarrollo de un carisma dentro de una Iglesia particular: la española del siglo XVI. Es una colección de datos que continúan el empeño comenzado en el “Libro de la Vida” con la narración de la pri- mera fundación: San José (V 32-36). Esto era necesario, ya que una familia que toma carta de ciudadanía necesita dar razón de cuales han sido sus orígenes, mostrando de manera simultánea la veracidad de la actuación de Dios en el mundo a través de la vida de las personas: en este caso de Teresa. Y, visto así, el “Libro de las Fundaciones” es continuación del “Libro de la Vida”. Si el “Libro de la Vida” es un camino de introspección, el “Libro de las Fundaciones” es fuente de extroversión…
Según Menéndez Pidal santa Teresa escribió este libro cuando su formación estaba ya completa (p. 368). Escribió, por tanto, apoyada en los recuerdos. Y una causa de la indomable espontaneidad teresiana es la improvisación llevada a gran extremo. Santa Teresa redacta siempre arrastrada por la rápida afluencia de ideas: «Ojalá pudiera yo escribir con muchas manos» (CE 34,4). De ahí, elipsis incesantes, concordancias troncadas, paréntesis enormes que hacen perder el hilo del discurso, razonamientos inacabados por desviación del pensamiento, oraciones sin verbo …
[Aniano Álvarez Suárez en El “Libro de las Fundaciones” de Santa Teresa de Jesús, “Teresianum” 62 (2011)]
Las relaciones históricas de las fundaciones constituyen un tesoro documental extraordinario. A su vez, las abundantes digresiones de orden moral y psicológico dan al libro un valor espiritual de primer orden. Así trata la Santa de la perfección de vida de las descalzas (c. 1), de la importancia de conocer a fondo a las monjas para llevar‐ las mejor (c. 4, 1-2). Páginas luminosas son las que dedica a la unión del trabajo activo con la continua oración (c. 5) y al análisis del esta‐ do de melancolía (c. 6-8). A partir del c. 9 las digresiones son menos largas, aunque hay otras incidentales, también preciosas.
[Prólogo a la edición de la BAC]
Desde 1573 hasta el final de su vida, Teresa fue narrando el proceso de fundación de los diecisiete conventos en los que intervino. Las Fundaciones es un libro que responde a su deseo de dejar un testimonio escrito de lo acontecido para las futuras generaciones de carmelitas: las dificultades de los comienzos y la acción de Dios a través de la ayuda de tantas personas.
Teresa compaginó maravillosamente la doctrina, para asesorar a las nacientes comunidades, con divertidas peripecias que provocan la carcajada del lector. El libro de Las Fundaciones proporciona, además, un magnífico retrato de la sociedad española del XVI. Esa sociedad en la que Teresa inauguró un nuevo estilo de vida, rodeada de bienhechores y detractores.
[Texto recuperado de: https://www.carmelitaniscalzi.com/es/quienes-somos/fundadores/santa-teresa-de-jesus/]
5) Constituciones
…la Santa no solo pone en marcha su tarea fundacional, sino que queda autorizada a determinar el estilo de vida religiosa de la nueva comunidad. Extiende rápidamente unos estatutos, brevísimos pero bien pensados. Son el primer núcleo de las Constituciones de sus carmelos, redactadas en Ávila antes de 1567, año en que las somete a la aprobación del General de la Orden. Serán esas páginas las que al año siguiente (1568) servirán de base a fray Juan de la Cruz y a sus compañeros para poner en marcha la vida reformada en Duruelo.
[https://teresavila.com/constituciones/]
El primer problema que se planteó cuando la fundación de San José de Ávila fue el de la legislación. El breve de fundación, otorgado por Pío IV a 7 de febrero de 1562, daba licencia para «hacer estatutos y ordenaciones lícitas y honestas, no contrarias al derecho canónico, y después de hechas y ordenadas, de mudarlas en mejor, establecerlas, alterarlas y también abrogarlas en todo o en parte según la calidad de los tiempos, y hacer asi mismo otras de nuevo». Desde luego, la forma de vida ideada por la Santa no era una improvisación. Los primeros trazos de su ideal los hallamos en la famosa velada del mes de septiembre de 1560 en su celda de la Encarnación (cf. T. y V. I n. 549). El 23 de diciembre de 1561, escribiendo a su hermano D. Lorenzo de Cepeda, la Santa manifestaba sus aspiraciones. Serán pocas: «solas quince, sin poder crecer el número»; destaca la clausura y la oración, «grandísimo encerramiento, ansí de nunca salir como de no ver si no han velo delante del rostro, fundadas en oración y mortificación»; la casa será «chica y pobre», mas con «lindas vistas y campo» (cta. 23-12-61:3 y 6). Bajo la influencia de María de Jesús, desistió de fundar con renta (cf. V. 36, 26)
[Introducción a la edición de la BAC]