Don Segundo Sombra
Ricardo Güiraldes, Don Segundo Sombra
Don Ricardo Güiraldes
La única actividad permanente y sistemática de Ricardo Güiraldes fue la de escribir. Estiró los días de su breve vida para que en ellos cupiesen todas las letras de un libro, Don Segundo Sombra. Y esa vida fue preparación de tal escritura. Su estirpe era española, fundadora, muy antigua. Los apellidos de su padre y de su madre son vascos, y la fortuna de ambos se contaba en leguas de territorio y en cabezas de animales. Ese modelo de familias, en el sur de Sudamérica, solía pasar una parte del tiempo en Europa. Ricardo nació en Buenos Aires en 1886 y al año siguiente fue llevado a vivir en un suburbio elegante de París con los suyos. Allí la consigna para las familias distinguidas de la colonia latinoamericana era hablar el francés, aun en la intimidad, en la ilusión de ser aceptados por la clase alta europea que sonriente toleraba el boato de estos lejanos hombres y mujeres de buena voluntad y probadas fortunas. Los niños de esas familias aprendían el francés de institutrices y criadas. Ricardo siguió la regla, aprendió el francés como primera lengua, y parece que también algo de alemán, o al menos la habilidad para leerlo. A los cuatro años 1o trajeron de regreso a la Argentina: hasta los diez habría de vivir en la estancia de su padre, La Porteña, a un par de horas de tren de la capital del país. Los meses fríos los pasaba en una quinta de los suburbios de Buenos Aires. Como era usual en las familias de su posición social y económica, recibió de institutrices que vivían en la casa la enseñanza elemental; luego tuvo un preceptor, un joven universitario mexicano.
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Joven adulto, Ricardo aprovecha su riqueza familiar para emprender muchos viajes con sus amigos a las capitales más grandes del mundo. Tango, mujeres, fiestas se revelan inmediatamente como sus pasatiempos favoritos.
Apasionado por el arte y la lectura, pero también sensible a los estilos literarios a los cuales está expuesto durante sus viajes alrededor del mundo, Ricardo Güiraldes comenzó una carrera de escritor a la edad de 26 años. Muchos de los artistas que conoce en París aprecian su estilo cosmopolita y sus gustos centrados en la literatura francesa.
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La vida campesina en las Estancias, los gauchos y su inseparable monte, las inmensas llanuras de la Pampa finalmente se convierten en sus fuentes de inspiración. Literalmente se enamora de esta forma de vida: “Una luz fresca chorreaba de oro el campo”.
[Texto recuperado de: https://arecotradicion.com/noticias/ricardo-guiraldes-la-pluma-dorada-de-los-gauchos/]
Línea de tiempo de Ricardo Güiraldes aquí:
Don Segundo Sombra
Don Segundo Sombra, considerado uno de los grandes clásicos de la literatura argentina y latinoamericana, trata de la relación entre el protagonista Fabio Cáceres, un joven perdido y sin información sobre sus orígenes, y Don Segundo Sombra, un hombre fuerte y solitario, acostumbrado a trabajar duro en las tierras rurales de Argentina.
Don Segundo es retratado como alguien marcado por la ternura y la libertad interior, diferente de la idea de posesión material. La vida de este personaje se enriquece con su sabiduría, misterios y conocimientos sobre la tierra, representando la esencia del trabajador rural argentino y, en cierto modo, simbolizando la nacionalidad del país. Lleva consigo una sabiduría ancestral, arraigada en la cultura indígena y mestiza, y es hábil en la lucha, pero su esencia no está marcada por la violencia.
[Airete Schuch da Gama en Don Segundo Sombra: Un viaje por la identidad y los valores para “Carbón”; Jaguarão, nº 1, abril de 2024]
Es un hombre ideal; o, mejor, es el ideal del muchacho que lo ha imaginado, "inventado". Como ideal tiene una realidad: es el motor que mueve al muchacho. Como hombre carece de toda realidad. Referirse a Don Segundo Sombra como protagonista, o personaje, o carácter del libro es la equivocación más generalizada. El libro de Güiraldes es la obra de un solo personaje: el muchacho. Don Segundo es el símbolo del gaucho perfecto: el gaucho sin tacha, el caballero andante de la Pampa. Tiene cierta razón Ciro Alegría cuando afirma (loe. cit.) que "el personaje Don Segundo es altamente artificial", y al añadir luego: "...jamás le ocurre nada malo, nunca tiene ningún problema, es física y espiritualmente perfecto, ha aprendido el arte del cuchillo a fuerza de fintas porque él mismo confiesa que no mató a nadie. Va por la Pampa, llanura a la cual el autor condiciona para el paseo y que resultaría una perfecta égloga de pasto, horizonte y cielo, si no fuera por unos cuantos porrazos, otras dos peleas y los cangrejales. Quienes partieron en pos de la camisa del hombre feliz fracasaron por no encontrarse con Don Segundo". En lo que no tiene razón Ciro Alegría es en considerar esto como una falla del libro, porque Don Segundo no es un hombre. Por eso cuando afirma que "el defecto se extrema si lo cotejamos [a Don Segundo] con ese otro gaucho llamado Martin Fierro", está equivocando uno de los términos de la comparación. Es el muchacho a quien hay que comparar con Martín Fierro. Don Segundo es Martín Fierro en perfección.
[Aguirre, J. M. (1963). Don Segundo Sombra: una interpretación más para “Nueva Revista de Filología Hispánica”, 17(1/2), 88–95. http://www.jstor.org/stable/40297659]